Con Tintin nos sentamos al costado de la cabaña, en La Paloma, que era el único lugar de sombra.
Ambos con un vaso de guaraná en la mano, moviéndolo y mirándolo cual si fuese whisky.
Mirábamos la nada y nos imaginábamos que éramos dos viejos ociosos y sordos sentados en el portal de la casa.
Entonces empezamos a hablar como viejos.
Hsta que pasa un viejo y nos grita: Qué mal la pasan, eh!
(hay más historias winamp del fin de semana)
Me los imagine hablando como la chica de Good Will Hunting cuando cuenta el chiste de los viejitos
ResponderEliminar(coincido con el viejo, que mal la pasan eh!)
Hakuna Matata!
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